LOS CHARRUAS Y LA MUSICA.
El musicólogo Lauro AYESTARAN en su capítulo "La música indígena" informa:
"...en julio de 1833 los miembros de la Academia de Ciencias Morales, deseando juzgar el efecto que la música producía en los charrúas, decidieron invitar un conjunto de profesores de la Orquesta del Conservatorio de París y a su director el eminente compositor Cherubini [*] para hacer "un rato de música" y observar luego las reacciones de nuestros aborígenes."
[*] NOTA: Cherubini será uno de los tantos que, luego de la muerte de Senaqué y Vaimaca, levantarán su voces de protesta contra la "exhibición" exigiendo que fuesen reintegrados a sus tierras.
"Entre los instrumentistas se hallaba nada menos que Toulou, el célebre flautista Jean-Louis Toulou (1786-1865), aquél a quien Lebrun dedicó su ópera "Le Rosignol" especialmente para que su flauta maravillosa cantara el papel del ruiseñor, compositor él mismo de un centenar de obras para dicho instrumento y considerado aún en los actuales días como uno de los máximos instrumentistas en la historia de la flauta."
"En verdad que nuestros pobres charrúas no pudieron ser mejor servidos desde el punto de vista sonoro. Y en realidad hicieron a su manera los debidos honores a tan eminentes ejecutantes, porque saliendo de su habitual apatía, dieron en sus rostros señales de vivo interés y de entusiasmo, especialmente hacia el arte de Toulou."
"Leamos -[escribe AYESTARAN] - esta sabrosa crónica de "Le National" del París de la época: "Se ha ejecutado primeramente, alejados de los salvajes y fuera de la vista de ellos, un quinteto para cornos y trompetas a pistón que les ha sorprendido, porque ellos no esperaban esta armonía, pero no pareció causarles una viva impresión, por lo menos en lo que se refiere al cacique Vaimaca-Pirú y al joven Tacuabé. Guyunusa y el viejo guerrero Senaqué han expresado en su fisonomía algunas señales de sensibilidad, particularmente el último, de ordinario bastante impasible. De inmediato los señores ejecutantes se aproximaron y tocaron en presencia de los indios algunos fragmentos de un estilo más alegre y un movimiento más vivo igual que al comienzo; entonces, los auditores del desierto parecieron mucho más animados; fueron sobretodo muy sensibles a algunos solos de flauta y trompeta que Toulou y uno de los profesores que les acompañaban tuvieron la amabilidad de hacerles oír."
"Un grupo de selectos miembros de la Academia, eminencias científicas y damas de la sociedad asistieron a esta experiencia. Cherubini llegó un poco tarde por lo cual dice el cronista "no pudo gozar de este espectáculo"".
"La otra referencia del breve tránsito de los charrúas por París, posee un interés fundamental. Tacuabé ha llevado consigo un extraño instrumento. Algo así como un "violín" construido por él[*], que es analizado esta vez con profunda seriedad por Dumotier en un ensayo aparecido en el "Journal de la Societé de Phrénologie de París" de 1833, intitulado "Considerations phrénologiques sur les têtes de quatre Charrúas".
[*] NOTA: Mónica Michelena y Alejandro Vargas (descendiente de charrúas ella y mochica él) han realizado una muy cuidadosa reproducción de este arco musical que, sin duda, tenía más un propósito espiritual y que de interpretación pública, y logran demostrar cada vez que lo utilizan porque el científico francés dice que lograba extraerle "sonidos muy dulces".
"Si bien no fabrican más que los objetos que les son de primera necesidad, se encuentran también sin embargo algunos otros de puro esparcimiento, tales como una especie de violín monocorde del que les he visto arrancar sonidos muy dulces y bastante armoniosos. Escogen una pequeña rama de árbol bastante recta; luego de haberle quitado la corteza hacen cerca de uno de sus extremos una pequeña hendidura circular; a diez pulgadas o un pie de distancia hacen otra semejante y cortan la varita cinco pulgadas más abajo de la segunda hendidura; éste es el mango del instrumento. Atan fuertemente de quince a veinte crines de cola de caballo de manera de formar un lazo que es atravesado por el bastón y que lo hacen subir más o menos hasta dos pulgadas de la hendidura inferior; la otra extremidad de las crines la fijan luego en la hendidura superior de modo que ella no pueda soltarse. Para tocar esa especie de violín hacen doblar el bastón hasta que el haz de crines descienda hasta la hendidura inferior y permanezca tenso como la cuerda de un arco; toman el mango con la mano izquierda de manera que tres dedos les puedan servir de tacto para variar los sonidos, y fijan entre los dientes la otra extremidad del violín; una pequeña vara recta y lisa que mojan con saliva, es el arco que hace vibrar las crines y la abertura de los labios que abren y cierran como para tocar la guimbarda, les sirven para modular y variar el tono. Sobre tal instrumento es lógico pensar que el número de notas que se pueden obtener es bastante limitado; sin embargo da casi una octava y los aires que permite tocar son monótonos y poco variados y su compás es ordinariamente a tres tiempos."
"El instrumento de Tacuabé no era otra cosa que un "arco musical", el primer cordófono que conoció el hombre."
La existencia de este instrumento desmiente a quienes expresaban que los charrúas no practicaban ningún tipo de música. Tampoco puede olvidarse las múltiples referencias a los "coros" femeninos que acompañaban las arengas previas al combate, mencionados tanto por los cronistas lusitanos y españoles, como por observadores criollos durante el ciclo artiguista.
Las condiciones a que habían sido sometidos y las sucesivas muertes de Senaqué y posteriormente Vaimaca Pirú vuelcan a la opinión pública francesa contra la exhibición, por lo cual la misma, con nombre simulado debe salir precipitadamente de París para instalarse, luego de evitar algunos controles policiales, en Lyon. El rechazo de la opinión pública significa que esta muestra sea "boicoteada" y en consecuencia dejase de ser redituable, en buen ya no fue negocio para el especulador Francois de Curel, aquel que había prometido tanto y que solo cumplió un avergonzante papel de violador de los derechos humanos.
En Lyon se les ubica por última vez. El Prof. Figueira encontró un registro donde figura Tacuavé y su esposa (sin duda Guyunusa) y establecen la profesión de aquel como "saltimbanqui", es decir, trabajaba en una especie de circo.[*]
[*] NOTA: El investigador ubicó una declaración de viajeros, en los Archivos Comunales de Lyon, donde figuran:"...Tacamabé (sic) et S Epouseé [Tacuavé y su esposa], allí es donde figura como profesión "Saltimbanqui"; de "23" años de edad, de "Montevide", procedente de "París". El propio Figueira informa que "el día 7 de julio del año 1834 se alojó en la pensión "Parret".
Fuera por aquella persecución que sufrían, a Tacuavé se le cambia el nombre, en los avisos se le presenta como "el Hércules de los Hércules", de nombre Jean Soulasol, siendo llamativa su fuerza maxilar y "fuerza indígena", según dice el aviso.
El 22 de Julio de 1834, a las 9 , en el Hospital Hotel Dieu de Lyon muere María Micaela Guyunusa en un agudo cuadro de tuberculosis. Ocupó la cama Nro. 9 de la Sala Montazet.
En un último gesto de rebeldía, de defensa de la vida, Tacuavé toma a la niña de diez meses en sus brazos y se echa a correr. Todavía hoy, en Lyon, hay una calleja que le llaman "Camino del indio", y es arraigada tradición decir que por allí pasó un indio corriendo con un bebe en brazos.
Después todo es nebuloso. Ya no se sabe que pasó con Jean Soulasol, ni con aquella niña, que aún no había cumplido un año de vida y cuyo nombre no se conoce con certeza, a pesar que muchas veces se le han adjudicado varios, sin fundamento. Como ya fue dicho, documentalmente se la identifica reiterando en nombre de la madre: Micaela.
Versiones hasta ahora no confirmadas dicen que Tacuavé se casó con una suiza. También son variadas las creencias, más pasionales que científicas, que indican que sería posible que en suelo francés, o europeo, podrían haber descendientes tanto de Tacuavé como de la hija de Guyunusa,[*] pero justo es pensarlo, abandonando toda pretensión subjetiva, y según concluye J.J. Figueira, Tacuavé por más de su juventud estaba condenado a la no aclimatación y lo mismo ocurriría con el frágil organismo de la niña, cuyo desarrollo fetal estuvo lleno de contratiempos.
[*] Ha escrito Maruca: "Se dice que en Estrasburgo existe una familia que desciende de los citados indígenas. Es posible que la indiecita se haya adaptado al nuevo sistema de vida, cosa que les fue imposible a sus padres y compañeros de tribu." En la exposición de la duda Maruca demuestra más que nada un deseo al que lo empuja su pasión, pero debe tenerse claro que esta suposición se reitera de tiempo en tiempo, pero, en los hechos, nada ha podido comprobarse.
Un suelto aparecido en el "Journal du Commerce de Lyon" el 27 de Julio de 1834, ubicado por J.J. Figueira dice textualmente:" Une des femmmes Charrúas, de ces sauvages de l'Amerique meridionale, amenés en France par un speculateur qui comprair sur leur presence puor imposer un riche tribut à la curiosité publique, et qui a eté complement trompé dans son attente, vient de mourir à l'Hotel-Dieu de Lyon d'une phtysie pulmonaire. C'est la quatrieme personne de cette famille qui a succombe depuis son arrivee en Europe. Elle laisse un enfant et un epoux que l'eloignement de leur patrie va rendre doublement malheureux" (Una de las mujeres Charrúas, de los salvajes de América Meridional, traídos a Francia por un especulador que contaba con su presencia para imponer un rico tributo a la curiosidad pública y que estuvo completamente equivocado en su expectativa, murió en Hotel-Dieu de Lyon de una tisis pulmonar. Es la cuarta persona de esta familia que sucumbe después de su llegada a Europa. Dejó un niño y un esposo que lejos de su patria se volverá doblemente desdichado)
J.J. Figueiras también informa que "Le Courrier de Lyon", el 25 del mismo mes le dedicó un espacio mucho mayor. Es una clara demostración que la ciudadanía francesa se opuso al trato inhumano que sufrieron aquellos orientales desterrados.
Según los últimos estudios solo los restos de Vaimaca Pirú permanecen en el Museo del Hombre en París, a pesar de algunas negativas oficiales. [*]
[*] NOTA: A pesar de esta afirmación, los descendientes de indígenas, ahora agrupados a nivel nacional en el INDIA (Integrador Nacional de Descendientes de Indígenas Americanos, ex integrantes del grupo capitalino ADENCH) que presentaron en 1990 y en 1996 un Proyecto de Ley para la repatriación de los restos, entiende necesario que sean las autoridades científicas y el Museo del Hombre de París ( que alberga los restos ) quienes informen sobre la suerte corrida por los mismos. Muchas veces se dijo que el Museo "perdió los restos"; incluso se publicó en el matutino "El País" .(12.08.92) un artículo que acusa a este Museo de "haber extraviado estos restos" y no tener siquiera una explicación a esta inaceptable negligencia. (sobre este artículo nos referiremos más adelante) Aceptar cualquier afirmación, que en realidad nunca han tenido carácter oficial, sería menoscabante de la dignidad de nuestro pasado histórico e infamante con el recuerdo de nuestros ancestros llevados prisioneros a Francia, por el solo interés de quien las propias crónicas de aquel país denominan "speculateur". Amén de un gesto de subordinación inaceptable.
El esqueleto de Vaimaca-Pirú fue fotografiado en 1985 por el Director del Museo Nacional de Antropología, Lic. Arturo Toscano. ( fotografías que fueron presentadas en la Exposición realizada en 1994; llamada "Aborígenes del Uruguay: Desaparecidos y Descendientes").
Como hemos visto Tacuavé, Guyunusa y la niña - supuestamente llamada Mónica o Micaela fueron trasladados a Lyon, en forma clandestina.
Guyunusa habría sido sepultada en un fosa común luego de su fallecimiento en el Hotel Dieu. De la suerte de Tacuavé y la niña nada se sabe. Algunas fuentes, sin confirmar, indican que los restos de Senaqué (que fue el primero en morir) se habrían echado a perder luego de un bombardeo ocurrido en la denominada "2da. Guerra Mundial", el que habría provocado una filtración de agua sobre el sector donde los mismos se encontraban.